La percepción del TiempoPara esta noche de ciencia, física, neurología y psicología se darán la mano en un dueto de excepción. Y todo para intentar responder una pregunta: ¿por qué el tiempo que concibe nuestro cerebro es tan diferente del que percibe? Tiempo Físico
En física, algo tan natural y cotidiano como el tiempo se describe de un modo que desafía nuestro sentido común. Sentimos el transcurrir del tiempo e incluso estructuramos nuestra gramática en tres tiempos (pasado, presente y futuro), pero para los físicos este evidente fluir del tiempo es un engaño de nuestros sentidos. Albert Einstein decía, por ejemplo, que "pasado, presente y futuro son sólo ilusiones, aunque son ilusiones pertinaces". Los físicos prefieren asumir que el tiempo está ya desplegado en su completitud, como un paisaje temporal, análogo al espacial, que ni transcurre, ni fluye. Además, el tiempo y el espacio no son conceptos diferenciados como en nuestra vida diaria, sino que forman una suerte de entramado denominado espaciotiempo que tiene una "forma" dependiente de la masa y energía en cada punto: así, en las inmediaciones de un objeto extremadamente denso como un agujero negro, el espaciotiempo se curva y los segundos y minutos se hacen cada vez más y más largos. A escala microscópica, el espaciotiempo pierde su aspecto continuo y fluctúa, lo que complica todo aún más. Como en las últimas teorías al respecto, que afirman que el espacio y el tiempo son sólo cuatro de las once dimensiones que conforman la realidad, o que a escalas suficientemente pequeñas el espaciotiempo se comporta como un fractal en el que se generan agujeros de gusano (microscópicos embriones de una posible máquina del tiempo).
Tiempo Psicológico
La determinación del paso del tiempo es una de las actividades más complejas que un ser humano puede realizar. Esta dificultad se debe, en parte, a que no se cuenta con un órgano sensorial que detecte dicho transcurrir, ni con unas estructuras nerviosas claramente identificadas (relojes biológicos) que se encarguen de procesar la información recibida, como sí sucede con imágenes, sonidos, o texturas. Al no tener un estímulo definido, no se pueden identificar parámetros ni cualidades del mismo, por lo que la percepción temporal es sumamente variable entre individuos y de difícil comparación. Tampoco se puede aprender de la experiencia ajena, por lo que este aprendizaje tiene lugar a través de las vivencias de cada cual. Por la misma razón, abundan las ilusiones temporales o interpretaciones distorsionadas del paso del tiempo, en función de numerosas situaciones (estrés, cansancio, estados febriles, efectos de fármacos y drogas, etc.) que modifican la capacidad de atención, percepción, memoria y motivación del individuo. El creciente interés por la percepción del tiempo ha provocado el nacimiento de la Cronopsicología, lo que ha dado lugar a interesantes avances en la descripción de cómo ocurre la determinación subjetiva del devenir temporal y cómo éste se puede medir. Dado que cualquier percepción sensorial es detectada mediante receptores inervados por sistema nervioso, hay también curiosidad por conocer qué estructuras cerebrales pueden tener el cometido de elaborar un cálculo del paso del tiempo. Sin que se pueda decir que se sepa exactamente qué parte del cerebro percibe el tiempo, sí se han encontrado ciertos mecanismos neuronales que procesan la información temporal. Además, se ha visto que estos mecanismos son distintos dependiendo de la escala temporal: es decir, si se trata de microsegundos, milisegundos, segundos, días, estaciones, o una relación temporal más amplia englobando pasado, presente y futuro.
Fecha: Miércoles, 19 de Noviembre de 2008. |
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